TALABARTERO

El talabartero es escaso en la ciudad

El cuero es la materia prima fundamental de este trabajo, que privilegia las monturas.

Cuenca. El oficio tuvo su auge en los tiempos que no existían autos. Los talabarteros siempre estaban a la mano. Existen diferentes definiciones sobre este oficio, pero todos coinciden en que se trata de personas que se dedican a confeccionar artículos de cuero, sobre todo monturas.
En la Cuenca del siglo XXI sí existen y luchan por sobrevivir. Ya no tienen los clientes de antaño y se cuentan con los dedos de la mano. Una de ellos es la de Miguel Andrade, quien tiene su local en calle Tarqui.
Don Miguel empezó en el oficio en 1964. Lo recuerda claramente. “Mi padre y mi tío se dedicaban a esto. Yo quería aprender y me mandaron con Leonardo Astudillo. Entonces buscaba ayudar a la familia, pero luego después comprendí que es un arte”.
Caballos
Andrade aclara que los talabarteros trabajan con suela, que es el resultado de piel de ganado vacuno tratado en las llamadas curtiembres, locales que también se encuentran en extensión en Cuenca. “Nosotros necesitamos que el cuero venga de esa manera para poder moldearlo. Es decir que no sea tan duro y que al manipularlo no se rompa, ni tampoco tan suave y no tenga resistencia”.
Mercedes Cantos, la única talabartera que existe en la ciudad, confirma los conocimientos de Andrade. “Necesariamente el cuero tiene que ir a la curtiembre, pero eso no es todo. Nosotros debemos tratar el material con aceites especiales.
Una vez con el cuero tratado, el trabajo queda a la creatividad del talabartero. Miguel Andrade señala que sólo produce dos monturas al mes. Por el trabajo que exige, sostiene que una montura elaborada con todos los detalles puede llegar a pasar con facilidad de los mil dólares.
Futuro
Mercedes Cantos se instaló en Cuenca hace años. Tiene un local en el mercado artesanal en la Casa de la Mujer. Es pesimista sobre el futuro de la talabartería. “No hay apoyo y no hay afición. Sinceramente no sé qué vaya a pasar”.
Miguel Andrade es más afortunado. Trabaja con su hijo Miguel, quien pese a que estudió una carrera universitaria, se ha inclinado por el arte de trabajar con cuero. Los dos plasman sus diseños en las monturas; el padre es tradicional, mientras que el hijo se inclina por creaciones vanguardistas.
El hijo del maestro se perfila como el único talabartero cuencano en el futuro. Él lo toma con calma. “Además del oficio, me gustan los caballos. Así que conocemos a todos con esa afición acá. Sabemos que no morirá”.

Tomado de:
http://www.eltiempo.com.ec/noticias/cuenca/2/214924/el-talabartero-es-escaso-en-la-ciudad

Más información en:
http://www.eltiempo.com.ec/noticias/cultura/7/403023/tres-generaciones-en-la-talabarteria
http://www.elmercurio.com.ec/354601-los-andrade-ultimos-talabarteros-de-cuenca/