HOJALATERO

El hojalatero sobrevive en la calle Condamine

“Quien desee trabajos de hojalatería, no le queda más que venir para acá. 
En este sitio estamos los únicos que aún hacemos esto en la ciudad”

Quien habla es Miguel Durán, cuencano de 61 años, quien practica el oficio desde los 14. Él y un grupo de artesanos ubicados en la calle Condamine dan vida a una actividad que con la llegada de la modernidad tiende a desaparecer.

Metales

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la hojalatería es la actividad dedicada a elaborar piezas con hojalata, es decir piezas de acero o hierro cubiertas de estaño. Este material, en el siglo XXI en Cuenca, prácticamente ha desaparecido.

“Ahora nosotros trabajamos con material galvanizado, como zinc, y sobre todo con acero inoxidable. La hojalata tendía a oxidarse y por lo tanto los objetos de cocina que elaborábamos con ese material eran peligrosos”, sostiene Raúl Merchán, vecino de Miguel Durán en la calle Condamine, en el centro de la ciudad.

Merchán empezó en el oficio a los 13 años, luego de que su padre le envío al taller de un vecino hojalatero. En un inicio lo tomó como obligación, pero luego se convirtió en actividad preferida. Tanto, que, pese a que estudió Administración de Empresas en la Universidad de Cuenca, prefiere dedicarse a elaborar objetos con acero y el llamado “tool” galvanizado.

Variedad

Los hojalateros elaboran una serie de objetos, sobre todo destinados a actividades agrícolas, revela el  maestro Miguel Durán. Barriles para leche son los objetos que mayor demanda tienen en los talleres de la Condamine, además de los relacionados con la avicultura, ganadería, construcción y hasta arquitectura.

“Los estudiantes de la Universidad suelen venir a nosotros cuando tienen que construir maquetas. No les queda otra”, agrega Durán.

Equipo
Las herramientas de la hojalatería se destacan por su funcionalidad y especificidad. Su tarea es la de doblar y someter a los metales. Sus nombres llaman la atención.

Uno de los más llamativos es la robladora, una máquina que hace curvilíneas a las planchas de acero o zinc. Otro es la dobladora, que, como su nombre lo indica, dobla el metal. También existe la cizalla, para recortar metal; la soldadora, el esmeril, entre otros.

“Este arte tiende a desaparecer porque nadie quiero aprenderlo ahora. Yo lo hice con mi padre y mi hermano. Pese a que las ventas tienden a bajar, aún puedo vivir de esto”, señala Miguel Durán.

“A mí me ha tocado aprender mecánica, aluminio y vidrio, porque sólo con la hojalatería no salgo”, sostiene Raúl Merchán. (GVE)

Guerra perdida con el plástico

El hecho de que la mayoría de artículos que se usan en la vida cotidiana contienen plástico, ha quitado trabajo a los hojalateros. “Este oficio incluye una multitud de objetos, que con el paso del tiempo se ha reducido por la presencia del plástico. Este material ha ido matando nuestro oficio”, dice resignado al maestro Durán.

De ahí que los hojalateros, además de los objetos tradicionales relacionados con el campo, también están en capacidad de hacer juguetes, objetos de decoración, de uso diario en el interior del hogar, entre otros. Claro que únicamente lo hacen bajo pedido, debido a que la demanda es escasa.

A Durán le gustaría volver a trabajar con hojalata, pero dice que conseguir el material en la actualidad es un lujo. “Llega cierta cantidad a Guayaquil, pero es difícil obtenerla. Aunque a mucha gente le parezca obsoleto, a mí me agrada, porque se pueden elaborar artículos resistentes”.

Calidad

Los artículos que se fabrican con acero inoxidable con más caros que los de material galvanizado.

Cobre

El hojalatero Juan Gutiérrez es especializa en cobre, debido a la escasa demanda por otros materiales.

Tomado de:
http://www.eltiempo.com.ec/noticias/cuenca/2/215707/el-hojalatero-sobrevive-en-la-calle-condamine